Este día fue aquel que nos tuvimos que levantar a las cinco y media de la mañana para ir a Washington D.C, capital de los Estados Unidos. Dado que somos unos tardones y se nos viene el tiempo encima, tuve que hacerme la neoyorquina y llamar a un taxi en medio de la carretera, qué horror (sí, va con ironía).
Conseguimos encontrar la vía que era, pero mientras tanto desayunaba una muffin riquísima de chocolate acompañada de chocolate caliente.
Y después de correr entre la gente para encontrar el mejor sitio en el tren (la fila derecha al ladito de la ventana), partimos. Pasamos por Philadelphia, y no pude evitar acordarme de Carolina y sus bocadillos de queso.
Por el camino nos encontramos ardillas, a las que decidí alimentar con Pretzels...no sé quién tenía más miedo, si la ardilla o yo. Cuando ella se acercaba yo me alejaba, y si me alejaba, ella se iba corriendo pero volvía y se ponía a moverse en círculos alrededor mío para quitarme la bolsa. Al final cogió el pretzel, sí, de mi mano.
Y he aquí el Capitolio, Obelisco y Casa Blanca (y mi cara de estar muriéndome de calor, que no sé cuántas botellas de agua llevaba ya bebidas antes del medio día).
Terminamos visitando el Museo Corcoran, que era arte moderno (viiiiiiiiva). Una pena que no se pudiera tocar, oye.
Como una enana me lo pasé. Pero eso fue después de comerme un perrito caliente seguido de un wrap de esos tan ricos que hacen por aquí (a mi el calor me da mucha habmre).
Fuimos al cementerio de Arlington en metro (UN CALOR HORRIBLE) para ver la tumba de John F. Kennedy, y me sorprendió mucho el hecho de que el cementerio pareciera más un sitio turístico que un cementerio de verdad...¡tenían hasta tienda! Vimos el homenaje a las mujeres que murieron en la Segunda Guerra Mundial y la tumba de Kennedy, porque el calor ya era demasiado.
Por último, el memorial a Lincoln, enorme sentado en su sillón de mármol frío y con vistas a todo Washington. Por cierto, se me olvidó decir que en el camino hacia el Obelisco había una fiesta de las típicas americanas, con un montón de puestos y mucha música. Y es que eso te sube la moral muchísimo, toda la gente por ahí, te sonríen...y además, descubrí que si estornudas cualquier desconocido te dice "bless you!" muy simpático.
De vuelta en el tren, el aire acondicionado estaba a tope y al principio se agradecía, pero después ya era exagerado y no teníamos nada para taparnos...además, nos quedamos parados en medio del camino porque el tren de al lado se había estropeado y todos los pasajeros tenían que venirse al nuestro. Después, por culpa del aire acondicionado, el nuestro se apagaba cada dos por tres y hubo una vez que se paró...ya me temía que nos quedáramos a dormir allí esa noche, pero no. Eso sí, llegue al hotel más muerta que viva. Pero Washington merece la pena, prometido.
bless ya nena. No te me desindrates!!!!!!!!
ResponderEliminarLelé
¿Ya descansaste?. Aquí en Gijón lleva 2 días lloviendo y a 16ºC......................¡UNOS TANTO Y OTROS TAN POCO!:-)
ResponderEliminarBESINOS:
La otra Cris
No pararé de repetirtelo en mi vida (hasta que yo vaya a NY) Eres la persona más odiosa del mundo ¬.¬ (?) ajjaa que nooooooooooo. Pero si la que tiene más suerte. DIOS, DARÍA MI VIDA POR ESTAR DONDE TU ESTAS AHORA MISMO. ¿LO SABES? LO SABES ¿NO? PORQUE SI NO YA TE LO DIGO YO. En fin, traeme algún recuerdo bonito (?) =') Te quiero!
ResponderEliminarTu Soulsister :D
Y al final si te has hecho la guay como te dije con el taxi e.e jajajajajaja
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