6 de febrero de 2011

Puedo verla. Ahí está, como todas las noches.
Lleva un pantalón corto con lunares de diferentes colores, que complementa con una camiseta de pijama de manga larga, rosa, con ovejitas, tres para ser exactos; y sus características botas de las que ya está más que harta de oír que "son de andar por casa".
Ahora siente un pequeño escalofrío y mira alrededor, buscando algo, y dándose cuenta de que la chaqueta está demasiado lejos como para levantarse. La hormona adolescente, que le puede. O al menos eso es lo que dice su madre.
Una vez más, enciende el Ipod mientras se coloca los auriculares, y le da al play. Canciones tristes para momentos tristes. A veces duda si le gusta sufrir o no.
De pronto, se encoge. Un dolor fuerte de barriga. Posiblemente proporcinal al dolor que siente, que es a su vez proporcional al cúmulo de kilómetros que los separan.
Se encoge todo lo que puede, con la cabeza apoyada sobre la almohada y con gesto de dolor. El pelo le cae sobre la cara como suele hacer siempre, pero esta vez ella se lo retira sin ganas...por lo que alguna punta que otra se moja con las lágrimas que comienzan a salir de sus pequeños ojos. Y cada vez más y más rápidas, como una cascada.
En otro momento hubiera intentado secárselas rápidamente para que no le molestaran, pero ahora le da igual, por lo que así está su cara, húmeda y con mechones de pelo pegados.
Ahora tiene los ojos cerrados, y parece que las lágrimas le han dado tregua...pero llega el estribillo de la canción, y vuelta a empezar.
Jadea, suspira y resopla. Silencio. Comienza a reducir el ritmo de respiración, hasta que es lenta, muy lenta...se está quedando dormida.
En este momento tiene una cara tan inocente...a pesar del pelo mojado y las lágrimas, parece una niña...así, encogida, con las manos en la barriga, el pijama rosa y la tranquilidad que parece estar soñando.
Desgraciadamente, resurge y el ciclo vuelve a empezar...más lágrimas. Desesperada ya, busca alguien en el msn. 
Dando ya por supuesto que a estas horas, bastante altas, la verdad, no habrá nadie frente a la pantalla ya que hay mejores cosas que hacer, primordialmente: dormir; después ya se verá se lleva una pequeña sorpresa al ver que el chico de Málaga está conectado, es un gran alivio, ya que él siente lo mismo que ella. Consigue algo, no mucho, pero por lo menos ya no llora. Ahora sonríe y escribe un sincero "gracias" rápida y ágilmente sobre el teclado de su portátil.


Aunque su mente no para de darle vueltas a lo mismo una y otra vez...sólo quiere estar allí, cuidándole, sin dormirse hasta que él no se duerma antes. Sentirse bien por estar a su lado cuando le llama "pequeña" y a ella se le escapa esa sonrisa de tonta. La que demuestra todo lo que siente. Como la que tiene ahora, aunque en el fondo siga con el corazón a medio caer.




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