Hemos perdido, y hemos ganado, mucho. A pesar de todas las lágrimas derramadas vía teléfono o los gritos en casas ajenas.
Siempre has estado ahí para mí, demostrándome que lo que me pase a mí te pasa a ti, y dándome cada día más razones para saber que esto es prácticamente imposible de romper.
Y no será por la cantidad de amenazas que han ido interponiéndose a lo largo de estos 7 años, desde nuestra época reshulona (de la que aún hay un gran documento fotográfico) a la época que compartimos ahora.
Podría hacer una enorme lista de todas las cosas que hemos vivido juntas, incluyendo el viaje a Inglaterra, las tardes en mi casa grabando vídeos en playback, las películas de miedo con sus bromas correspondientes y la tarde de verano en la piscina de mi hermana. A parte de compartir cama a las tantas de la madrugada y contarnos veinte mil cosas, y si no sale ninguna, pues nos la inventamos y nos reímos de ella.
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"Quisiera ser tan alta como la luna ¡ay! ¡ay!" |
Cantemos alto, siempre. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaami.
Te quiero mucho.