Una de las cosas que más odio del mundo es estar de lo más a gusto en la cama soñando y de repente me despierte el horrendo pitidito del despertador, en parte porque sé que es otro día más de rutina.
Lo gracioso es que después de darme la ducha de todas las mañanas, secarme el pelo y peinarme como todas las mañanas, y no darme casi tiempo a desayunar como casi siempre...me siento optimista Sí, lo digo en serio, enciendo el Ipod y nada más salir por la puerta y que el frío primaveral me despeje la cara debe hacer que las endorfinas se me disparen o alguna teoría de esas.
Me sorprende habitualmente...pero aún así me gustaría que el despertador lo apagáramos entre los dos.
Pero que cosa más bonita. =')
ResponderEliminarComo tú e.e
ResponderEliminar