31 de enero de 2011

Qué hacer cuando alguien a quién quieres está triste y que por mucho que intentes ayudarle sigue estando igual, llorando. Qué hacer para conseguir borrarle la tristeza de la cara. Qué hacer para que sea feliz.
No soy experta en temas personales, y está claro que yo no soy quién para intentar animar en casos en los que yo también me hundo en ocasiones.
¿Pero y qué hago?¿Lo dejo estar? Así, sin más. Y que se le pase cuando se le tenga que pasar...así no son las cosas, yo intento ayudar.
La impotencia que se siente al ver un ser querido llorar por su ser querido y que tú no puedas hacer nada es enorme, casi aplastante, agobiante, agotadora.
Ojalá me encontrara una lámpara de los deseos, un amuleto que funcionara de verdad, un trébol de cuatro hojas que diera suerte...y así poder quitarte todos los problemas de encima como si de una nube se tratara. Te juro que si yo pudiera te llevaba allí todos los veranos, durante dos semanas, para que le vieras. Ojalá pudiera, de verdad.
Aunque no lo veas, tienes cosas (aparte de las que ambos sabemos) por las que sonreír.
La vida es corta, no la desaproveches con lágrimas.



Y sabes que pase lo que pase, yo estaré toda una vida (o dos, o tres o las que haga falta).

30 de enero de 2011

No soy nadie en especial. Soy alguien que vive los momentos y que se pasa recordándolos eternidades, con el fallido intento de revivirlo todo otra vez.
Intento apreciar todos los detalles de la vida y aprovechar todas las oportunidades que me vayan apareciendo, por eso mi lista de malos momentos es demasiado larga. Aún así, me gusta exprimir la vida lo máximo posible.
Hay situaciones extrañas en las que lloro sin razón, como ahora. Otras lloro de felicidad. La bipolaridad juega un papel importante en mí.
Echo de menos siempre, sea cual sea la hora, el lugar o mi estado de ánimo. Tiendo a preocuparme mucho por mi futuro, y por lo que pueda pasar.  Siempre que estoy triste pretendo disimularlo con un bostezo y un "que cansancio..." cuando me miran, prefiriendo parecer una vaga a dejar ver una horrible mueca pretendiendo que estoy feliz. Pero ya no funciona, todos saben cuando estoy mal y cuando estoy bien...seguramente sea demasiado predecible.
Igual que cuando me dibujo una sonrisa en la cara para aparentar que ningún comentario "constructivo" acerca de mí o de mi físico me afecta, aunque me destroce por dentro. Los bajones de autoestima son seña de mi identidad.
Y sí, es verdad, puede que no sea perfecta, y tampoco lo pretendo. Sólo quiero ser como soy, como YO quiero ser, no como los demás quieren hacerme...y llevar a cabo lo que a mi me venga en gana sin tener miedo a desprecios.
Muchas veces me dan ganas de tirarlo todo por la borda, pero no merece la pena, ya que hay varias cosas por las que luchar en mi vida.
Aunque tenga que esperar años.

28 de enero de 2011

Te echo mucho de menos, y algún día tenía que decir:
Las cosas que hicimos, las cosas que dijimos vuelven a mí y me hacen sonreír otra vez. Me enseñaste como plantarle cara a la verdad, todo lo bueno en mí te lo debo a ti. Aunque la distancia entre nosotros ahora pueda parecer demasiada, nunca nos separará. En el fondo sé que nunca te has ido, que no estás lejos, estás en mi corazón. Siempre cerca, todos los días. Aunque por ahora nos hayamos tenido que decir adiós, sé que estarás siempre en mi vida. Nunca te has ido. No.
Camino por las calles vacías y no hay ni un segundo en el que no estés aquí conmigo...todo lo que me quieres es mi apoyo. Y es que de alguna manera encontraste la forma de ver lo mejor en mí.
Mientras el tiempo pase, sé que nunca te habrás ido, que nunca habrás estado lejos. Estás en mi corazón. Siempre cerca, todos los días. Nunca te has ido lejos de mí, si hay una cosa que sé, es que nos veremos otra vez.





Siempre cerca, todos los días.







¿Ves? En la vista previa de esta entrada ha empezado a sonar nuestra canción. Es el destino.

24 de enero de 2011


"No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir"

23 de enero de 2011

Una fría tarde de enero, en algún lugar, el sol comienza a ponerse para dar paso a la oscuridad.
Poco a poco, el cielo se cubre de nubarrones que amenazan con lluvia torrencial mientras chocan con los altos tejados de las casas.
En una de estas, pequeña y acogedora, con pocas habitaciones pero una bonita escalera, vieja y de madera oscura, con sus peldaños humillados por el tiempo y los pasos rutinarios; se abre una puerta y la casa parece que tirita cuando la fría corriente entra.
Dos sombras están en el umbral, y una de ellas, la más pequeña de las dos, busca a tientas el mando de la luz. Cuando por fin lo encuentra, un instante es suficiente para iluminar todo el recibidor, con adornos de años atrás y un dulce olor a humo de chimenea.
Ahora entra una pareja en escena, él, alto y con un brillante pelo negro al igual que sus ojos marrones; ella, un poco más baja que él, con pelo largo y marrón claro recogido en una coleta desaliñada a causa del aire, y con un color de ojos que nunca dejaba muy claro cuál era.
Comentan el frío que hace en el exterior y ríen divertidos porque ambos están temblando. Poco a poco, las risas van desapareciendo y el silencio vuelve a inundar la casa. Se miran a los ojos, se sonríen, se acercan y se besan, aún temblando. Se abrazan durante un tiempo para liquidar ese frío de invierno que se te mete en los huesos. Ella apoya la cabeza sobre su hombro y sonríe con los ojos cerrados, se siente bien cuando se abrazan y sobran las palabras. Bueno, sobran las palabras, menos dos que salen siempre en cualquier momento y en un susurro: te quiero.
Poco después, ambos están en la cocina preparando algo caliente para beber. Mientras la leche se calienta en el microondas, él está mirando por la ventana a ningún punto fijo. Ella se acerca y le acaricia la cara, sonriendo. Él se gira, le agarra por la cintura y le acerca. Y otro beso más, pero esta vez más largo, mucho más.
Ahora la tele del salón está encendida y los dos están en el sofá, bajo una manta. Pero ninguno de ellos está atento a la programación, ni al ruido de la lluvia que ya cae fría y rápida sobre el asfalto.
Y así transcurrió el tiempo, se hizo corto. 
Desgraciadamente llegó la hora de volver cada uno a su rutina habitual, a su ciudad habitual. Aún peor, a su vida habitual. Porque lo único que querían era que el tiempo se parara, que no derramara ni un solo segundo más en el mundo. Que este hiciera stop, per, für. Párate tiempo, párate de una maldita vez.
Sin embargo, se mostraba implacable y tenía muy claro que no iba a parar porque dos personas, insignificantes en comparación con él y su poder, se lo pidieran, es más, se lo rogaran.
Y claro que no lo hizo.
Ahora sólo queda el pequeño reloj sobre el sofá, contando con sus pequeñas agujas, tictactictac,
 acumulando los segundos, marcando el tiempo que queda para que puedan volver a verse.


22 de enero de 2011

"Mi papá siempre me dijo que la vida está dividida en dos partes: Nueva Jersey y Nueva York"

















Ijustwannagoaway.






I'll move to Paris, shoot me some heroin and fuck with the stars.




















That's all I can say.

14 de enero de 2011

Una día menos para amar.

Good evening, shuttle bus, tell me where you're gonna  take us
Someplace that I have never been


















"On crystal sand, we slept hand-in-hand, while shooting words hover like hummingbirds"





-So many sights to see, whenever it is nineteen.

11 de enero de 2011

.

Sin saber nada no se puede llegar muy lejos.
¿Cuánto sé yo de toda mi vida? Porque parece que la desconozco por completo últimamente.
El 2011 no ha empezado con buen pie, ya dije yo en nochevieja que ese número no me gustaba un pelo.
Son ya dos noches seguidas llorando, y esta de ahora.
No sé qué hacer, con nada.

6 de enero de 2011

YA.



Apenas queda ya un día para sentir todo lo que he soñado durante estos dos meses.
Y es una sensación tan bonita...como una mezcla entre nerviosismo y felicidad. Es como si fuera un sueño...
No sé, no puedo explicar bien algo tan extraño a la par que gratificante.
Ya sé, por ejemplo, cuando vas a tener un viaje que llevas esperando meses o incluso años...y que hasta el último día no estás nerviosa, te parece todo como si fuera un sueño...algo lejano, pero que está cerca a la vez.
No paro de escuchar canciones que me recuerdan a él, tengo un nudo en el estómago enorme, un ecosistema entero de mariposas. Ya no puedo más, creo que estos nervios me van a acompañar hasta que llegue la hora de verle.
Esperar merece la pena, sin dudarlo.
Estoy tan emocionada que golpearía las teclas para soltarlo todo y escribir cosas sin sentido, pero seguramente la gente me tomara por loca.
NO SE QUE PUEDO DECIR AHORA MISMO, SE ME JUNTA TODO, ESTOY EMOCIONADA, FELIZ.
Y si puedo decir algo, es: Te amo.