Y llevaba soñando varios años con visitar "la capital del mundo", como dicen por ahí. Recuerdo que todo empezó, desgraciadamente, con los atentados del 11 de Septiembre; yo tenía seis años y es el único recuerdo que tengo de esa edad: me sorprendió muchísimo. Era la hora de comer cuando lo dijeron y yo comía macarrones con tomate con una enorme sonrisa en mi cara regordeta, la cual se borró nada más ver lo que salía en la televisión: un avión chocaba contra un rascacielos enorme del que no había oido hablar jamás, y al chocar una enorme llamarada se hacía con él. Y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Después llegó otro avión que chocó con otro rascacielos idéntico al anterior...y después todas las ambulancias, la policía, la gente lanzándose al vacío. Ese día me quedó grabado para siempre. Poco después aprendí que esos dos rascacielos se llamaban "Las Torres Gemelas" y que estaban localizadas al sur de un lugar llamado Wall Street, donde los señores y señoras iban trajeados y con maletines porque ahí es donde estaba todo el dinero. Y Wall Street estaba en un barrio llamado Manhattan.
No podía parar de pensar en ese día, fue algo que me dejó "shockeada".
Pasaron los años y poco a poco se me fue olvidando, pero la imagen seguía ahí. Aún así, seguía con mi vida.
Cuando me obsesioné por los Jonas Brothers, aprendí sobre New Jersey y hice una exposición en clase de inglés sobre el estado. Ya estaba más cerca.
En el 2008 empezó la moda de las camisetas de "I love NY", estaban por todas partes, y yo quería una. La busqué en todas las tiendas, y no había manera de tenerla si no era importada desde la gran manzana. Pero yo me las arreglé para conseguir algo que me hiciera tener más cerca a la ciudad, y tenía ya tres, una con fotos de Nueva York, otra con un plano de Nueva York y otra que ponía I love New York (tachado) you.
Un día, una amiga de mi madre me regaló una de " I love NY" de las de verdad, de las de allí. Y ahí comenzó mi obsesión por la ciudad, buscaba fotos y fotos, videos, todo. Comencé por aprenderme los cinco boroughs, las Avenidas y todos los lugares típicos que visitar (Empire State, Estatua de la Libertad, Times Square). Seguí y aprendí los nombres de otros barrios como Harlem, Greenwich Village, NoHo, SoHo, Little Italy, Chinatown, Meatpacking District...
Cada vez que salía en el Telediario me quedaba embobada mirando, aprovechando para verlo a tiempo real, aunque fuera a miles de kilómetros.
Conocí a una chica que se iba a ir a Nueva York en verano y me dolió muchísimo, conocía a mucha gente que se iba a Nueva York...y yo ahí me quedaba, llenando mi habitación de posters con la típica foto de los rascacielos que cada vez que miro hace que el corazón me lata muy rápido. Escuchaba a todas horas "Empire State of Mind" que se convirtió en mi canción favorita, y me pasaba también horas viendo el vídeo.
Ya no sé cuántas veces le decía a mis padres "de mayor voy a vivir en Nueva York, en un rascacielos con ventanales para ver todas las lucecitas por las noches" o "ojalá pudiera ir
a Nueva York". Hice este blog, con ese título, con todas las entradas que sacaba de mi imaginación, entradas que enseñaba a mis padres.
En Año Nuevo, después de la fiesta de Nochevieja, me quedé hasta las seis de la mañana acompañada por Carlos vía msn mirando la webcam de Times Square, con la simple misión de ver caer la bolita del Toshiba Building. Me emocioné como si estuviera allí.
En Enero del 2011 nos hicieron ilusiones diciéndonos que íbamos a ir de intercambio a Buffalo, una ciudad en el estado de Nueva York. Yo me emocioné un montón porque iba a estar por lo menos en el estado, aunque estuviera a 8 horas de ella. Sólo podíamos ir 10 personas de 4º de la ESO, y no estábamos en la lista.
Lloré, muchísimo, era mi única oportunidad.
En Semana Santa del 2011 un primo de mi madre se iba a ir de vacaciones a Nueva York y no tardé dos segundos en pedirle POR FAVOR POR FAVOR una bolita de Nueva York y una bandera de Estados Unidos.
Días después nuestro profesor de inglés nos dijo que había un viaje a Washington (no DC) al que ibamos por las notas de 3º y que teníamos que hacer una redacción de un montón de páginas. Yo me veía con oportunidades así que se lo dije a mis padres, pero no me dejaban, y me enfadé mucho porque no entendía porque se negaban a dejarme si mi mayor ilusión era viajar a Estados Unidos (me sentiría más cerca de Nueva York).
En Mayo, un día que fuimos al zoo mi familia y yo pero todo salió mal, mientras comíamos en una terraza, mi tio dijo que se iba a Nueva York. Yo al principio no me lo creía, le decía que no podía ser que a él nunca le había gustado a América, que me dejara de tomar el pelo con esas cosas.
Pero él me dijo hasta el número de vuelo, y las fechas.
"No me puedo creer que vayas y ni siquiera hayas pensado en llevarme a mí, con lo que llevo deseando ir..." le dije. Tonta de mí. Mi madre, sin razón aparente, no dejaba de sacarme fotos con la cámara, lo cual me enervaba aún más. Y ahí, fue cuando me dijeron: Tú también vas.
Vuelco al corazón. Zumbido en la cabeza. Y yo diciendo: No, no , no , no, no me lo creo, dejadme de tomar el pelo porque no, que no, que no es de verdad, que eso está muy lejos y es muy caro y que no, que no puede ser, dejadme de tomar el pelo.
Pero era. Me iba a Nueva York. Todavía escribiéndolo me emociono...y en el momento, lloré de emoción. Por eso no me dejaban ir a Washington, porque ya habían reservado Nueva York, y no pensaban decírmelo hasta una semana antes, pero ante mi insistencia, tuvieron que soltarlo.
Tachaba cada día en el calendario con una emoción típica de una niña que tacha los días que quedan para que lleguen los Reyes Magos. Era mi motivación para sobrellevar el estrés de los exámenes y a cada persona que se lo contaba se lo hacía gritando y saltando. Cuando iba a
casa de mis abuelos no paraba de mirar el catálogo, el hotel, le pedía a mi tio que me contara todo lo que íbamos a hacer. ¡IBA A ESTAR UNA SEMANA ENTERA EN NUEVA YORK!
El día antes, era tal mi emoción que no podía exteriorizarla, y todos se pensaban que estaba triste, pero no era así, era demasiado para asimilar, llevaba tantísimo tiempo esperándolo.
Recuerdo mi lucha por encontrar un sitio al lado de la ventana del avión, pues quería ver Nueva York desde el cielo. Y la ví, mientras atardecía...
Recuerdo ver ese anuncio de Mastercard en el aeropuerto que decía "Staying up in the city that never sleeps. Priceless" y salir corriendo fuera y ponerme a saltar al ver, frente a mí, todos los taxis, las señales de "One Way" , los semáforos amarillos, el olor a Nueva York, el calor neoyorquino, la noche neoyorquina, la luna...
Al cruzar de Queens a Manhattan y ver el Empire State por primera vez encima de mí, mi exclamación fue la más alta de todo el autobús. No quería dormir, no podía, Nueva York me
había dado energías a pesar de las ocho horas de vuelo. Y en esa misma noche vimos el Empire State, el Chrysler Building, Times Square. Dios mío, Times Square...indescriptible. Toda la gente que había, el ambiente, los carteles parpadeando sin parar, llenando de luces y color todo, la torre de Toshiba en la que había visto la bola caer, la webcam desde la que la había visto, la música, la gente disfrazada, las escaleras del TKTS, el río de taxis amarillos a ambos lados...
Recuerdo la noche en la que cruzamos el Manhattan Bridge, desde Brooklyn, y vi desde el segundo piso el rio oscuro, el skyline brillante al fondo, y el aire que me alborotaba el pelo y, por primera vez en mi vida, no me importaba.
Recuerdo también la hora en bicicleta por Central Park, cuando cogía muchísima velocidad para llegar a las cuestas, estirar las piernas y gritar: Uuuuuuuuh mientras bajaba a toda velocidad sin pedalear, dejándome llevar.
Recuerdo lo inmenso que era el lago, y que cuando bateaban tardaba en llegar el sonido dos segundos desde donde estaban hasta donde estaba yo, de lo grande que era eso.
Recuerdo la enorme sorpresa que me llevé al enterarme de que iba a subir en helicóptero, la sensación de estar volando por encima de los edificios, el nudo en el estómago que se me hizo cuando empezó a sonar "Empire State of Mind" en mis auriculares, como si el destino lo hubiera puesto porque sabía que era el momento. Las lágrimas de emoción, lo bonita que estaba Nueva York desde el aire...
Recuerdo la inmensidad de la Estatua de la Libertad, el respeto que daba verla, con su antorcha, impasible, resistiendo los años.
Recuerdo también cuando vi la Zona Cero, después de tantos años...la piel de gallina.
Recuerdo la rapidez del ascensor del Rockefeller Center, las vistas increíbles desde arriba del
todo del Top of the Rock, el rectángulo perfecto que era Central Park, el Empire State enfrente como si saludara...yo, arriba del todo, por encima de Nueva York, de todo, casi tocando el cielo.
Recuerdo nuestra experiencia con la limusina y la persecución en pleno Times Square digna de una película de acción.
Recuerdo la emoción que sentía al parar los taxis, y la alegría que me daba ir a ver todas las noches Times Square antes de irme a dormir. Y abrir las ventanas de mi habitación, echarme en la cama y dormirme viendo todos los edificios brillando como auténticas estrellas...
Todavía, aún después de 14 años, se me escapa la lagrimilla recordándolo...una adolescente, cuyo sueño de toda la vida había sido estar dentro de la Gran Manzana, suelta por Nueva York, levantando la cabeza y sonriendo con los ojos cerrados cuando caía esa tormenta, empapándose pese que el resto de la gente intentara protegerse con aparatosos paraguas. Ella tenía claro que esa lluvia no molestaba, hacia a Nueva York aún más bonita de lo que era. Lo bien que se lo pasaba viendo a la gente cantar por la calle, entrando a la tienda de M&M's y disfrutando del continuo olor a chocolate que había dentro.
La víspera antes de volver, bajó a Brooklyn, al lado del puente, para despedirse de esas preciosas vistas que había estado tantos años imaginándose, de todas las luces, de la silueta de Manhattan, no se quería ir de allí, si hubiera sido por ella habría dormido en la mismísima arena. Lo único que pudo coger fue cinco piedrecitas que había traído el East River hasta ella...y que aún guardo.
Y como no, sufrió como nunca cuando ya estaba subida en el avión y Nueva York estaba nublada, parecía que ella también se entristecía...cuando comenzó a elevarse en al cielo, a verla desde más lejos, sólo pudo decir una cosa: "No es un adiós, es un hasta luego...Nueva York" y se quedó mirando pegada a la ventana hasta que la perspectiva hizo que la ciudad se borrara por completo. Y esa chica, o yo, sentía como si se dejara algo, como si se lo arrancaran...sí, le faltaba Nueva York.
Regresé, y ahora vivo en mi pequeña gran manzana, paso inviernos, veranos, primaveras y otoños...me gusta ir por Central Park cuando está cubierto de hojas, parece estar hecho de oro; y bajar a Brooklyn en primavera cuando todo el parque frente al skyline está decorado de infinitas flores; me gusta pasear en invierno tapada hasta arriba con mi gorro de lana gris de siempre cuando está anocheciendo, esas noches de invierno que hacen que haya un cielo especial; y sin duda todos las nocheviejas estoy frente al edificio Toshiba para recibir al año nuevo, como hice cuando aún soñaba con venir aquí.
Mi pequeña, gran manzana...