No sé si aún me recuerdas, nos conocimos hace ya varias décadas. Te encontré cerca de la vía, demasiado cerca. Aún no me lo explico, no sé qué razones tenías para hacerlo.
Siempre has sido la más guapa, diferente al resto de la sociedad, no aceptas un no por respuesta y quieres buscarle sentido a todo.
Cuando te vi allí, a punto de saltar, conseguí sujetarte por el brazo. Tú me miraste y forcejeaste ¿recuerdas?. Pero rompiste en lágrimas y, aún desconociéndome, te tiraste a mis brazos...y yo no pude por menos que rodearte, me pareciste frágil.
Nos sentamos en las escaleras del metro, pero huiste y te perdí el rastro...he de reconocer que esa noche no pude dormir, era como si me hubiera tomado una taza gigante de café.
Suerte o destino, nos volvimos a ver a los dos días en la cafetería que, más tarde, descubrimos que frecuentábamos. Tres días más y me dijiste que eras mía.
Las playas eran nuestra carretera diaria, nos sentábamos a la orilla y tú siempre mirabas nostálgica al horizonte...nunca te pregunté la razón, pues estabas tan absorta en tus pensamientos que ni siquiera te dabas cuenta que se hacía de noche y la temperatura descendía a trompicones.
El pelo se te metía en la cara cuando hacía viento y a mi me encantaba apartártelo, y darte un beso después para verte sonreír.
Era muy difícil sacarte una sonrisa, tu mente estaba cerrada en un vacío negro que sólo te dejaba ver lo negativo de la vida. Pero aún así lo eras todo para mí, me encantaba cuidarte.
Siempre que me despertaba sabía que ibas a estar mirando por la ventana, con tu jersey de lana holgado que te tapaba hasta la cadera, el pelo suelto y despeinado. Me dirías buenos días y yo te cogería por detrás para darte un beso y hacerte sonreír.
Ese día, el cielo, decorado con numerosos lunares blancos, se acostó al mismo tiempo que nosotros. A la mañana siguiente, me giré en la cama como todos los días para verte una vez más en la ventana...pero no estabas. Te busqué por toda la casa, que se me hacía inmensa.
Ahora sólo me queda escribirte cartas, con la esperanza de que lleguen donde tu estás. Sí, llegué tarde a decirte que te quedaras toda la vida conmigo...decidiste ponerle final a la tuya adentrándote en las olas. Y así te fuiste. Te hundiste. Desapareciste. Para siempre. Me dejaste con un baúl lleno de ilusiones apartado en una esquina, que poco a poco se ha ido llenando de polvo...ya no quiero limpiarlo, no quiero tocarlo, es el único recuerdo que me queda de ti: aquel baúl en el que, cada noche, tirábamos un papel con un sueño que queríamos compartir escrito.
Ahora apago la luz, y aún a oscuras, puedo distinguirlo. Es una noche estrellada, como aquella.
29 de junio de 2011
20 de junio de 2011
¿Cuántas sonrisas liberamos al día? Depende de las personas, y de las situaciones. Si eres feliz eres capaz de sonreír cien veces en un día, en cambio, si algo nos asusta no somos capaces ni de intentarlo.
Pero cuando sueñas algo que te agrada, el número de sonrisas se multiplica. En los sueños también se pueden ver sonrisas...para eso son sueños, en los sueños uno es libre de vivir lo que quiera.
Pero cuando sueñas algo que te agrada, el número de sonrisas se multiplica. En los sueños también se pueden ver sonrisas...para eso son sueños, en los sueños uno es libre de vivir lo que quiera.
Cuando yo sueño, por ejemplo, la mayoría de las veces sueño con él. Seguro que sonrío mientras duermo, pero cuando me doy cuenta de que no es real, que no está, me hundo.
Otras veces sueño esos sueños tan extraños en los que se mezcla de todo y te despiertas hasta avergonzada.
También he soñado que me caía por las escaleras o que corría y podía volar por la ciudad.
He soñado con Nueva York, muchísimas veces, y he andado por sus calles.
Y he de reconocer que me encantaría tener una cámara para grabarlos, y así poder revivirlos cuando lo necesitara.
Y he de reconocer que me encantaría tener una cámara para grabarlos, y así poder revivirlos cuando lo necesitara.
Como ahora.
8 de junio de 2011
5 de junio de 2011
1 de junio de 2011
35.
Twinkle, twinkle little star...Mi gran ciudad, más preciosa que ninguna. Intentando romper el cielo, como siempre. Brillando durante toda la noche para que nadie se sienta solo.
Amaneciendo poco a poco, pero siempre con alegría. Llenando sus venas de ríos amarillos, imparables.
Si subes a lo más alto de su piso más alto, la verás pequeña, y parecerá que todos sus edificios te saludan.
Tendrás la sensación de tocar las nubes, y el sol brillará con mucha fuerza sobre ti. Coge cincuenta centavos y mira a través del prismático...¿Qué ves?
Gente por todos los lados, que van y vienen, pero sorprendentemente están sincronizadas, como una colonia de hormigas. Ves muchas cosas ¿verdad?. No hay una persona igual, puedes encontrarte a alguien disfrazado o alguien con un cartel que grite: Free hugs.
Supongo que también verás a parejas besándose en un banco apartado de Central Park, o otras que en este instante acaban de conocerse y no saben que terminarán juntas y charlan tranquilamente mientras saborean una cupcake. Mira, hacia allí, el Brooklyn Bridge. Increíble ¿verdad? Yo jamás había visto tantas luces juntas como en esta ciudad.
Hace años no sabía ni siquiera lo que era Times Square. Ahora todas las noches paseo por allí, me gusta la luz que desprende, la alegría que irradia...Neones que parecen interminables y carteles que nunca duermen. Jamás había visto algo parecido. Times Square me inspira, es como mi medio de evasión a otro mundo.
Puedes pensar que la mente se me está destrozando, pero muchísimas veces me encantaría poder hablar con ella, con Nueva York, y contarle todo lo que le aprecio. Me gustaría oír su voz, seguro que es la voz más mágica que oigas nunca.
Mira, el Bronx. Puedes temerlo, yo también lo hago, pero sin el Bronx...Nueva York no sería lo mismo. Es como un pequeño ecosistema, si alguno falta, los demás mueren. Nueva York no es Nueva York sin los cinco barrios: Queens, Manhattan, Brooklyn, Staten Island y el Bronx. Son los cinco, como los Jackson Five.
Es hora de ir a dormir, pequeña. Mañana nada más abrir los ojos la verás a través de la ventana, dándote los buenos días. Porque nunca abandonará, siempre estará ahí para que tú vivas en ella.
Up above the world so high, like a diamond in the sky...
Amaneciendo poco a poco, pero siempre con alegría. Llenando sus venas de ríos amarillos, imparables.
Si subes a lo más alto de su piso más alto, la verás pequeña, y parecerá que todos sus edificios te saludan.
Tendrás la sensación de tocar las nubes, y el sol brillará con mucha fuerza sobre ti. Coge cincuenta centavos y mira a través del prismático...¿Qué ves?
Gente por todos los lados, que van y vienen, pero sorprendentemente están sincronizadas, como una colonia de hormigas. Ves muchas cosas ¿verdad?. No hay una persona igual, puedes encontrarte a alguien disfrazado o alguien con un cartel que grite: Free hugs.
Supongo que también verás a parejas besándose en un banco apartado de Central Park, o otras que en este instante acaban de conocerse y no saben que terminarán juntas y charlan tranquilamente mientras saborean una cupcake. Mira, hacia allí, el Brooklyn Bridge. Increíble ¿verdad? Yo jamás había visto tantas luces juntas como en esta ciudad.
Hace años no sabía ni siquiera lo que era Times Square. Ahora todas las noches paseo por allí, me gusta la luz que desprende, la alegría que irradia...Neones que parecen interminables y carteles que nunca duermen. Jamás había visto algo parecido. Times Square me inspira, es como mi medio de evasión a otro mundo.
Puedes pensar que la mente se me está destrozando, pero muchísimas veces me encantaría poder hablar con ella, con Nueva York, y contarle todo lo que le aprecio. Me gustaría oír su voz, seguro que es la voz más mágica que oigas nunca.
Mira, el Bronx. Puedes temerlo, yo también lo hago, pero sin el Bronx...Nueva York no sería lo mismo. Es como un pequeño ecosistema, si alguno falta, los demás mueren. Nueva York no es Nueva York sin los cinco barrios: Queens, Manhattan, Brooklyn, Staten Island y el Bronx. Son los cinco, como los Jackson Five.
Es hora de ir a dormir, pequeña. Mañana nada más abrir los ojos la verás a través de la ventana, dándote los buenos días. Porque nunca abandonará, siempre estará ahí para que tú vivas en ella.
Up above the world so high, like a diamond in the sky...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)